No me había llamado la atención esto de los blogs hasta hace poco tiempo, cuando un amigo que conoce de mi afición por los videojuegos me comentó que tal vez podría aportar una versión diferente de lo que supone este mundo. Yo creo que mi amigo me sobreestima, pero me ha estado insistiendo tanto tiempo que al final he acabado haciéndole caso, y aquí estoy.
Tengo 35 años, y conozco el mundo de los videojuegos desde que tengo 15 años, o sea, hace unos 20. He sido jugadora de rol, de "shoot'em up", juegos de carreras y "survival horror" entre otros, y ni conduzco a 200 km/h por la autopista, ni pego a mi marido o a mi hija, ni he matado a nadie. Lo que quiero decir es que los videojuegos no son tan terroríficos como los medios de comunicación nos quieren dar a entender. No transforman a un ser adorable en un ser violento, que es la mentira que hay por debajo de todas esas noticias sensacionalistas y que quieren que nos creamos.
Pensadlo por un momento: si, por ejemplo, todos los jugadores de rol fueran "asesinos", habría miles de asesinatos que no hay, porque la comunidad rolera está integrada por mucha gente, jóvenes en su gran mayoría, que únicamente buscan un rato de entretenimiento utilizando su imaginación y unos dados, lejos de otro tipo de actividades que sí hacen a la gente violenta y peligrosa, como lo son el alcohol y el consumo de otro tipo de drogas (el alcohol es una droga, no lo olvidemos, por mucho que se venda en tiendas).
Con los jugadores de videojuegos sucede lo mismo. Para quien no está en este mundo, se nos ve como seres asociales con una pantalla por mejor amigo, pero la culpa de ese estereotipo la tienen más unos padres irresponsables que abandonan a sus hijos con una consola "porque así no molesta" que lo que un consumo responsable de videojuegos puede producir. La nipona Nintendo lo ha demostrado con sus últimas creaciones: la consola familiar Wii, y la portátil Nintendo DS, sistema donde los juegos de puzzles e ingenio han encontrado un campo muy fértil, ampliando su público objetivo a sectores que tradicionalmente no eran "jugadores": mujeres y gente mayor.
Así pues, el concepto clásico de jugador de videojuegos se desmorona, dejando al descubierto las mentiras alarmistas que los medios de comunicación nos han estado vendiendo durante años. Los medios de comunicación deberían limitarse a informar, y no a meter miedo a la población, especialmente cuando esos miedos son completamente imaginarios y despiertan sentimientos en cierto modo racistas, pues aunque no nos demos cuenta, nos provocan el ser recelosos con esos "otros" que son "diferentes" a nosotros.
Sinceramente, no creo que mi hija de cinco años vaya a ser una persona antisocial o una delincuente en potencia por el hecho de jugar a videojuegos. Antes lo será por una mala educación de nuestra parte, abandono y falta de cariño, que por jugar a videojuegos. Es más, estoy convencida de que el adolescente que se encierra en su habitación a jugar y no atiende a razones, lo que nos está dando es una señal de alarma, de socorro. Su actitud es un problema, sí, pero es también la manifestación de algo cuya causa tiene orígenes sobre los que habría que pensar. Es fácil para un padre dejar a su suerte a su hijo con una consola "para que no moleste" y, años más tarde, quejarse porque ese hijo al que abandonó emocionalmente cuando lo necesitaba, se rebela y no le hace ningún caso.
Como "jugadora veterana", prefiero pasar el tiempo jugando con mi hija, tanto a videojuegos como a otro tipo de actividades que estimulen su creatividad y su curiosidad, a dejarla abandonada en la apatía vital que provoca tener padres, pero lejos.
Y como este amigo mío me ha insistido tanto, iré hablando por aquí de juegos que vaya probando y la impresión que me han provocado.
miércoles, 10 de octubre de 2007
Presentándome, supongo
Publicado por
Todo juegos Digital
en
10/10/2007 12:20:00 p. m.
Etiquetas: opiniones personales
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario